HOY POR FIN TE DIGO ADIÓS

El dolor se fue. Ahora creo nuevamente en mí y eso lo he logrado alejándome de la ilusión de verte volver. 
A pesar de tener tantas preguntas por hacerte, la barrera de tu silencio hizo que yo mismo me diera las respuestas. Alejarme de ti, aunque tú ya te habías ido de mi vida, fue una decisión que tomé, y más que una acción valiente, fue una acción muy dolorosa.
Me fui y te fuiste, y vacías quedaron las bancas que fueron testigos de un pacto de amor que tu rompiste.

Me quedé con muchos recuerdos en mi cabeza que intenté perder y no pude. Hoy decidí guardarlos como un momento de mi vida que no volverá jamás.



Durante todo este tiempo transitivo donde lo único que hacía era pensarte; te culpé, te odié, te desconocí, finalmente me daba cuenta que no eras la persona de la que me había enamorado. Esa persona noble y sincera dispuesta a dar todo por mi se había ido, no estaba más. Después de mucho tiempo entendí que fui yo quien te lastimó, pero fuiste tú quien dañó todo lo que habíamos construido en tan poco tiempo, en días, en horas, en solo minutos, un frío 29 de agosto.
Hubo un pacto secreto de nuestro amor, nadie sabía de lo nuestro, solo bastaba con saberlo los dos y que sería para siempre. Un pacto que cumplí hasta el final, pero que tú rompiste, te llenaste de dilemas y preferiste creer tantas mentiras antes que a mí; fue así como no supiste cómo quedarte en mi vida.
Lloré mucho, aprendí a fingir mi felicidad mientras el luto de tu vacío se iba desvaneciendo.




De pronto un día empecé a agradecerle a Dios y a la vida por haberte puesto en mi camino, empecé a dar gracias por lo vivido, por lo construído, por lo que se fue. Ya no volveré jamás a ti, ya no quiero, dije muchas veces que me iba porque en el fondo esperaba que me pidieras que me quedara, pero nunca lo pediste. Nunca lo hiciste porque ya habías encontrado a alguien más, porque te volviste a enamorar de la forma más rápida que jamás hubiera imaginado; entonces solo así fue que decidí soltarte, para siempre.




Hoy ya ha pasado mucho tiempo desde ese día, en aquella banca del parque donde te pedí que no dejaras de amarme, donde te hablé con la verdad, con el corazón y aún así no me creíste. 
Mientras me decías que te ibas yo cruzaba los dedos para que se cumpliera nuestro pacto; pero fue entonces cuando te despediste que supe que era para siempre, no lo dijiste, pero tu mirada fue muy predecible.



Ahora puedo decir fuertemente que he superado el dolor, no solo el dolor de no tenerte, sino el dolor de saber que estás con otra persona. He decidido ser una piedra fría y decirte que soy feliz por ti. Decidí amarte un día, y hoy decido decirte adiós para siempre, porque no es justo para ninguno de los dos; pues tu no mereces mi dolor, ni mucho menos mi esperanza.

Si, te digo adiós, y aunque hay días en que tu recuerdo camina de mi mano, he aprendido a conversar con tu ausencia, a dedicarte canciones que no escucharás, a escribirte cartas que no leerás.
Ya no me dueles, he vuelto a ser yo, volví a creer en mí y eso solo lo he logrado matando la ilusión de que algún día volverás.





La canción que define lo que siento y me ha acompañado en esta fría travesía es "Stone Cold" de Demi Lovato, una canción que habla del dolor de ver a tu ex seguir adelante sin ti, de ver como es feliz junto a otra persona. Tal ves muchos de ustedes se identifiquen ahora, otros quizá aún no; pero les digo algo, solo hay una cosa que sana todo problema, amarse a uno mismo.













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